jueves, 4 de junio de 2009

Afromexicanos


AFROMEXICANOS: ENTRE LA ESPERANZA
Y LA MARGINACION
Laura Castellanos

”Once de cada diez son negros en El Ciruelo”, bromea el sacerdote Glyn Jemmott acerca de la comunidad donde se encarga, desde hace 20 años, de la modesta parroquia de San Juan de la Cruz, en el municipio de Santiago Pinotepa Nacional, en la Costa Chica de Oaxaca.

En este pueblo, en el que sólo hay tiendas de abarrotes, perros famélicos y calles terregosas que brillan bajo el sol, viven 3 mil afromexicanos que padecen una doble marginación: ser pobres y descendientes de los esclavos que fueron llevados a la Nueva España tras la Conquista, para desempeñar labores ganaderas en el siglo 17 y parte del 18.

El mediodía es sofocante en El Ciruelo, que debe su nombre a los árboles de esta fruta que crecen en los patios caseros. Lo único que refulge en la plaza del pueblo son los colores carmín y verde limón de la nueva biblioteca, “Tercera Raíz”, inaugurada por el padre Glyn -que cuenta ya con internet-, y la fachada de su casa, recién pintada, en donde un tropel de niños toma el taller de pintura “Aprender a ser libres”, creado para que revaloren su herencia africana.

A pesar de los logros obtenidos, el padre Glyn se dice deprimido. El menosprecio hacia el grupo afromexicano le resultó evidente durante la controversia que generó el comentario del ex-Presidente Vicente Fox en el sentido de que los mexicanos que van a los Estados Unidos “están haciendo trabajos que ni los negros quieren hacer allá”

El antillano de 59 años cree que a Fox sólo le preocupó no ofender a los negros en Estados Unidos, mientras que se olvidó de los que existen en el País.

“En su frase consagra el racismo a la mexicana y la invisibilidad de la población negra en México, lo que, diría yo, es la forma más extrema de racismo”, dice el clérigo antes de partir para oficiar una misa de 15 años.

Ajeno a estas reflexiones, el grupo de 21 niñas y siete niños ha terminado el taller, dejando tras de sí la evidencia: pinceles, charolitas chorreantes, pliegos con pintura fresca y manchitas verdes y rojas que se secan rápido en el piso de cemento.

Mario Guzmán, el maestro, había procurado, sin mucho éxito, que no dejaran rastro. Al llegar Martha Liévano, una joven promesa del taller, Mario saca los trabajos de otros niños y jóvenes nacidos en alguna de las 25 comunidades campesinas y pescadoras afromestizas que se encuentran en la Costa Chica de Oaxaca y Guerrero.

Rodeado de pinturas y grabados colocados en el piso, Mario recuerda que “Aprender a ser libres” nació en 1996, en el marco de la fundación de la asociación México Negro y de los pintores Francisco Toledo y Juan Alcázar, y consiguió que le dieran material de pintura y libros, y que enviaran a jóvenes pintores para impartir clases en las comunidades.

Dentro de ese grupo, Mario arribó a El Ciruelo y se quedó. Por ocho años, solo o acompañado de otros pintores, ha difundido el taller en la Costa Chica.“El que abrió las puertas fue el padre porque toda la región lo conoce”, asegura Mario sobre el clérigo que ha bautizado, casado y despachado (sacramentalmente) a mejor mundo a varias generaciones de esta tierra oaxaqueña, en la que se estima habitan más de 20 mil afromexicanos.

Mientras se secan las pinturas del grupo de pequeños talleristas, Mario, que es mestizo, habla de los efectos de la discriminación racial.“En ellos lo veo”, afirma. “Cuando les pido que hagan su autorretrato no lo pintan con el color negro de su piel, sino con otro más claro, como diciendo que el otro está feo”.

Mario sonríe con descaro al platicar sobre los logros del taller: organizan un campamento con los jóvenes más talentosos, realizan un concurso de pintura anual titulado Rayos de sol -abierto a jóvenes indígenas y mestizos-, y un muchacho y tres muchachas -una pinta con los pies porque no tiene manos- están becados para estudiar artes plásticas en la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca.

El éxito del taller lo resume Martha. Al preguntarle qué disfruta hacer, dice quedito, sin titubeos: “Mi gente es negra, y me gusta pintarla”.



4 comentarios:

  1. solo entro para saludar a mi gente del ciruelo ya que yo soy ahi nada mas que me prepare profesionalmente en monterrey n.l. en la universidad autonoma de nuevo leon de la facultad de derecho y criminologia solo entre para dejar un comentaroa respecto a la ofensa que hizo un diputado no recuerdo si es federal o local de un estado pero es del PRD y me da verguenza que ese tipo de dirigentes que tenemos, ignore la existencia que raza negra en mexico ese diputado es una verguenza para la nacion y para la humanidad ya que el puedo asegurara que ignora sus raizes. total afin incultos los diputados, mas que nada son porros es por eso que llegan a ser caciquez y arriva la rtaza costeña desde aca del norte de monterrey soy juan carlos medina santos

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  2. Gracias por tus comentarios paisano Juan Carlos, estás en tu derecho.
    Saludos

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  3. Hola todos, me da mucho gusto saber que promueven la cultura negra sin pena, y eso nos orgullese a todos.
    Tengan mucho cuidado si llega a su tierra un profesor llamado Gerardo Zárate Vargas, es un racista de primera, llega amistosamente, consigue programas y los desvía a su beneficio, diciemdo que los indios y los negros sólo para esos sirven, para pisarlos y escalar. Este profesor trabaja en la Uiversidad Intercultural del Estado de Guerrero, dice que es Xochistlahuaca, pero no habla ninguna palabra del amuzgo, porque dice que sólo los indios y los negros hablan así de feo, y por eso él se casó con una mujer blanca de Jalisco.
    Lástima de gente como él, que niega sus raíces y ofende a la gente de nuestros pueblos.

    Les saludó con mucho afecto el Arroj Negro con pecao.

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  4. jodance todos los feos porque yo no

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