A la feria de Guerrero en Chilpancingo, 1939.
Autor: Rubén Mora
I
¡Feria de luz y alegría!
morena feria de amor,
morena por tu color,
morena porque eres mía,
de tu boca de sandía,
voy a beberme el sabor
que me matan de calor
tus ojos de mediodía.
En tu canto de sirena,
tu espíritu aventurero
tiene encendido un lucero
para disipar la pena
en esta noche serena
del Estado de Guerrero.
II
Como una fiesta pagana,
luce Taxco en tus aretes
y te besa los cachetes
con besos de filigrana.
Acapulco se engalana
con sus líricos ribetes,
poniendo en tus brazaletes
las perlas de su Bocana.
Gentil sanmarqueña guapa
que te vistes de acateca,
va tu gracia cuautepeca
por la margen del Huacapa
y te arreboza Chilapa
con brisas de Amojileca.
III
Puso Iguala, en el escote
Florido de tu camisa,
la trigarante divisa
de su espíritu quijote.
Y tu agradecimiento el mote
que tu bello pecho irisa,
le has pagado una sonrisa
que sabe a chicozapote.
Sonrisas de primavera
como flores en dislate,
mariposas de zoyate
que riegas por dondequiera,
han tejido la quimera
del iris de tu petate.
IV
Tengo una yegua retinta
que he marcado en Juchitán,
un sombrero de Acatlán
y un ayuteco de cinta.
Es una culebra pinta
la tinta de mi gabán,
se lo robé a Petatlán
en una feria distinta.
Sobre la verde mantilla
de una esperanza barata,
llevo pendiente una reata
de fibra de lechuguilla
que en los tientos de mi silla,
parece un rollo de plata.
V
Primor de luz de lucero,
lunada de luna llena,
estrella de nochebuena
del Estado de Guerrero.
Tienes un gusto de acero
que le dio muerte a mi pena,
porque en tu tierra morena
el dolor es extranjero.
Mi pobre espíritu renco
que siempre vivió de ensueño,
se ha vuelto alegre y risueño
y en la silla de su penco,
carga un cariño mostrenco
que anda buscando a su dueño.
VI
¡Feria de luz y alegría!
morena feria de amor,
morena por tu color,
morena porque eres mía,
Ometepec no sabría
soñar un sueño mejor
aunque ha sido un soñador
de sueños de fantasía…
¡Que bonito es Chilpancingo
cuando sales de paseo!
Al bajar de San Mateo
La mañana del domingo,
hasta el agua de Apancingo
se embellece, si te veo…
VII
El toreo es un fandango
adonde tus ojos van,
persiguiendo el loco afán
de olvidarse de su rango.
Allí anda Quechultenango
en un caballo alazán,
y hay toros de Mochitlán,
y novillos de Zumpango.
Cuando vas a Colotlipa,
bajo tardes nazarenas,
con su encanto te enajenas
y la pena se disipa
naufragando en la chiripa
del Río Azul de mis venas.
VIII
Si vamos bajo la luna
de un artificio tixteco,
veremos quemarse en fleco
la rueda de su fortuna.
La noche parece una
laguna azul de embeleco
y hay un bajo tlapaneco
que canta en esa laguna.
Y hay un arpa que se empeña,
con un empeño creciente,
en presentar a la gente,
sobre una artesa pequeña,
a la chilena costeña
y al son de Tierra Caliente.
IX
En la noche hay un derroche
de tenues notas amargas,
y son dos miradas largas
los dos fanales de un coche.
Mientras desatan el broche
de sus pupilas letargas,
Margarito Damián Vargas
pasa tocando en la noche…
Sobre pisadas descalzas
se ha marchado la boruca…
la luna prendió a su nuca
collares de perlas falsas
y yo, camino del Balsas,
te llevo rumbo a Coyuca.
X
Emociones de mi arteria
Se me fueron a escapar
Para poderse robar
El corazón de la feria.
Y tu espíritu y materia
me lo dieron a guardar…
¡Yo me lo voy a llevar,
Para espantar la miseria!
Dentro de un cofre esculpido
con lacas de Olinalá,
lo llevo bien escondido
y lo he de sembrar allá
para ver si se me dá
bajo el amor del ejido.
Marzo de 1939.