martes, 17 de marzo de 2009


CANTO A LA COSTA CHICA
Introducción

Álvaro Carrillo es oriundo de la Costa Chica, que vio los paisajes de Pinotepa y de Ometepec como una misma tierra sin fronteras entre Oaxaca y Guerrero. Compositor internacionalmente reconocido, su universalidad tiene un arraigo regional. En el Canto a la Costa Chica revela su amor a lo inmediato y propio, es decir, a la luz que nutrió su mirada, al sonido que llenó sus cadencias y a las imágenes y sueños que nutrieron su romanticismo.

Él decía: “Soy oaxaqueño por nacimiento e hijo de crianza de la Costa Chica de Guerrero. Muy temprano despertó mi juventud y surgí a la adolescencia con los sentimientos de un niño y la madurez ardiente de un hombre del trópico.

Mi espíritu se nutrió con la savia de la floresta, respirando el aire montaraz y arisco que abre el alma costeña a los silencios infinitos de una soledad cósmica, haciendo más bravíos los fandangos y sofocantemente cálido el estallido de los “jolgorios”.

Por eso todas mis composiciones y este CANTO A LA COSTA CHICA tienen ese sabor tan especial de la región guerrerense, conservando los matices torrenciales de una escala musical, de policromado colorido.

Aquí estoy yo, ahora con mi CANTO A LA COSTA CHICA y mis recuerdos allá, a la sombra de los amates, en la brisa salobre y en la esencia de los aires saturados del olor del pápalo y del chián”.

CANTO A LA COSTA CHICA
Álvaro Carrillo

Morena cerrera de cuerpo cenceño
y alma cimarrona, Costa Chica mía,
deja que mi estro tripulando ensueños
pase el rubicón de hablar tu poesía,
tu poesía que es nube y es golpe roqueño,
tristeza, jolgorio, paz y rebeldía;
deja que la diga porque soy costeño,
porque yo la llevo, Costa Chica mía.

Te guardan aislada tus grandes montañas
montañas azules, hermanas del cielo
hechas con el barro de tu propia entraña
pero que estrangulan con maligno celo
el esbelto cuello de tu economía
mientras que tus hijos, como los atridas
se escarnian, se odian y en sus tropelías
vierten el alarde de su sangre estéril
sobre los redaños de tu geología
porque tus recuerdos a Moloch adoran
y porque es tu selva caja de Pandora
y aún así no mueres, Costa Chica mía.

No, tú nunca mueres, te protege un suelo
te acaricia un mar y te bendice un cielo
un suelo, una agencia de fertilidades y de infinitismos
un cielo, un evangelio
que derrama en tormo de tus liviandades
la verdad divina de tu catecismo
y un mar que es un manto
azul, que Dios puso en tu piel morena
para que acaricie suavemente el canto
de amor, con que dice la naturaleza
su enamoramiento, su pasión, su pena.

No, tú nunca meres porque estás bullente
en los cascabeles de tus tradiciones
porque hasta el brebaje de tus aguardientes
deja gotas bellas para mis canciones
para la chilena, que es entre tus sones
el arpegio cumbre que bailan los dioses
aquí en el Olimpo de mis pretensiones.

No, tú nunca mueres,
tu pueblo ha surgido de los peñascales
como águila brava, como salta un rayo
partiendo las brunas nubes fantasmales
que alzan los cataclismos en el mes de mayo.

Yo soy de ese pueblo, ingenuo, bravero,
yo me rifo todo cuanto suelto un gallo
y en los jaripeos
yo soy el primero
que le entra al jaleo
jineteando un toro, montando un caballo
o arrastrando el vértigo de una vaquilla
en la serpentina de la lechuguilla.

Yo soy de tu pueblo costa, de tu bando
cómo me parece que aún estoy mirando
pequeño, doctrino, en mis patrios lares
esas perlas grandes, esas ferias chulas
con sus juegos-danza de los doce pares.

La tortuga, el tigre y el feo machomula
amo el simulacro de las capitanas
y el vertiginoso juego de la iguana.


No, no se me olvida de tus fiestas nada
van en mi memoria
como hilas trincada a tu malacate
como rayas de oro que trazara el cohete
de un alebrestado toro de petate.

¡Oh! jirón de patria, solitario, arisco,
como los jaguares que trepan tus riscos
ya que me dejaste
el contentamiento de habla de tu poesía
deja que mi verso sea repique y trino
para tu ostracismo
o la cantinela de los pajarillos
para tu jauría
o la nebulosa estrella que derrama estrellas
para tus abismos

Y cuando tus hijos ya no sean atridas
cuando tus recuerdos hallen su picota
cuando se restañen tus arterias rotas
y queden tus grandes montañas vencidas,
que este mismo verso, metamorfoseado
diga el florilegio de un himno sagrado
de cuyas estrofas
pendan bucles de oro que besen tu frente
mientras que el brebaje de tus aguardientes
deje gotas chulas para mis canciones
para la chilena, que es entre tus sones
el arpegio cumbre que bailan los dioses
aquí en el Olimpo de mis pretensiones.

Marzo del 2009

http://www.costachicanuestra.blogspot.com





9 comentarios:

  1. no cabe duda que de lo bueno poco mas sin embardo la costa chica es mucho...hay que sentir el orgullo de haver nacido en esta tierra.... eso si la transcripcion esta un poco diferida de la poesia original... felicidades por este espacio

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  2. Gracias paisano por tu comentario; y por visitar esta tu página. Saludos

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  3. lei el poema y se me enchino la piel en vatias ocaciones,estoy orgullosa de ser costeña.y de tener poetas que retraten nuestra costa chica.

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  4. el poema me hizo enchinar la piel en varias ocaciones,estoy orgullosa de ser costeña,y de que se retrate asi a la costa en sus poemas

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  5. Gracias por visitar esta página; y qué bueno que te guste el poema de nuestro paisano Álvaro Carrillo.

    Un abrazo

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  6. mi `papa es de pinotepa nacional y estoy orgulloso de ello

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  7. SOY DE OMETEPEC ORGULLOSO DE SER COSTEÑO DE NACIMIENTO NOY DOS COMO MI COSTA CHICA DE GUERRERO Y OAXACA (ES UN ORGULLO SER MEXICANO PERO ES UN DON DE DIOS SER OMETEPEQUENSE.)
    ASTA LUEGO PAISANOS

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  8. Jaaa.. me encanto esa rola otra no??????????

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  9. Soy de Cochoapa, municipio de Ometepec. Arriba la musica costeña, esa musica que mueve los corazones, musica que le canta al amor. Amor mi tierra morena de belleza sin igual. Felicidades a los nacidos en costa chica. Rojas

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