sábado, 13 de agosto de 2011

Conaculta: Por la Literatura en Lenguas Indígenas

LITERATURA en lenguas indígenas. (Foto Conaculta)

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebró el pasado 9 de agosto, Miriam Morales, directora de Culturas Populares e Indígenas del Conaculta, afirmó que en el terreno de la literatura creada a partir de la riqueza lingüística de México se trabaja con expresiones que, en contra de todas las creencias, no están en peligro de extinción sino por el contrario gozan de enorme vitalidad en el México contemporáneo.

“De acuerdo con lo que ha sido la disolución de las comunidades indígenas por cuestiones socioeconómicas en los últimos 30 años de manera acelerada y también en los siglos anteriores, el panorama de la literatura en lenguas indígenas se ve bastante bien. El trabajo del Conaculta es justamente que a través de esas lenguas, respetando sus formas tradicionales, se continúe haciendo arte”, sostuvo.

Un punto importante, mencionó, es que no necesariamente las formas estéticas tradicionales de las lenguas originarias tienen que ver con los rangos que existen en la literatura occidental.

“Por ejemplo, es bastante indiscernible en una lengua originaria distinguir lo que es poesía de lo que es prosa, lo que es canto de lo que es escrito, sobre todo porque en estas comunidades la forma de transmisión de conocimiento y de belleza estética ha sido desde tiempos ancestrales la oralidad”, dijo.

Miriam Morales dijo que cuando se habla de indígenas normalmente se genera un remanente del siglo XIX y su muy perniciosa idea del progreso, dando a entender que las comunidades y sus costumbres y su manera de vivir, eran una especie de lastre que tenían que arrastrar las jóvenes repúblicas en América Latina.

“En México, de manera más clara que en otros países latinoamericanos, las comunidades indígenas están a la vanguardia en términos de formas de vida, en propuestas creativas y en todos los campos que se pueden abordar, pero además están haciendo una importante propuesta en términos de solución y reconciliación de los problemas del presente”.

Morales destacó la reciente presentación del libro “Danzas de la noche”, de Isaac Esaú Carrillo Can, autor ganador del Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2010.

“Este premio, alcanzado durante la gestión de Consuelo Sáizar al frente del Conaculta, ha tenido una gran resonancia nacional. Las dos últimas entregas del premio Nezahualcóyotl se han realizado en el Palacio de Bellas Artes, junto con una pléyade de creadores.

“Nuestra intención es trabajar la convocatoria 2012 de este reconocimiento de manera conjunta con la cancillería, para extenderla a los hablantes de una lengua mexicana que estén viviendo en los Estados Unidos”, añadió.

Otra de las iniciativas que mencionó la funcionaria es el envío de diversos tomos de la colección Lenguas de México, consistente en relatos tradicionales de diversas lenguas, a las diferentes salas de lectura del país.

“Lo que se busca es el ejercicio de una lengua, es decir, los grandes escritores normalmente se desarrollan en un ambiente donde hay muchísimos escritores de una misma lengua. Para que exista Borges, necesitamos muchísima escritura en español, para que una sea genial”, anotó.

Para este propósito, dijo, también ayuda la presencia de las radios comunitarias así como manifestaciones rituales, festivas, gastronómicas de los pueblos originarios, mencionando que en este momento el país tiene una franja muy destacada de intelectuales indígenas.

“El Conaculta tiene que trabajar con realidades y poner el piso para que las manifestaciones culturales de los creadores mexicanos indígenas y no indígenas se desarrollen. Por lo que he visto de la creación indígena en todos los campos tendría una visión más optimista con respecto al futuro”, concluyó Miriam Morales.

Fuente: Notimex

miércoles, 3 de agosto de 2011

DANZA DE LOS DIABLOS EN LA GUELAGUETZA


“LA CHANECA”, mujer del Diablo Mayor, en Collantes, Oax.


FÉLIX TOMÁS VELASCO

Pinotepa Nacional, Oax. Agosto 2011.- Por primera ocasión se presentó en la Guelaguetza, la centenaria y tronante danza negra de Los Diablos, originaria de Collantes, agencia municipal de esta ciudad costeña; asistiendo también por vez primera las representaciones de las tres etnias que integran este municipio: indígena mixtecos, afromestizos y mestizos, informó el director de la Casa de la Cultura local, Pedro Baños Alarcón.

“Muchos años solo han asistido al Lunes del Cerro los bailadores mestizos o blancos de los conocidos sones y chilenas, pero hoy el alcalde Carlos Sarabia Camacho (de la etnia afromestiza), quiso que se presentaran en el máximo foro internacional del folclor –la Guelaguetza oaxaqueña-, los tres grupos raciales que existen aquí desde hace más de 500 años: los indígenas mixtecos que ya estaban aquí cuando llegaron a dominar los españoles, mismos que trajeron de esclavos a los negros desde África; o sea, tres continentes se conjuntan aquí”, explicó Baños Alarcón.


Suavidad indígena

El cuadro indígena va por segunda vez y presentará sus sones o una muestra de su “Fandango Indígena”, en lo que significa un baile un poco tranquilo, parsimonioso, como es el carácter, en lo general, del mixteco indígena. Aquí se observará a la mujer indígena moverse cadenciosamente como una palmera con el viento, y al hombre, como el gallo cortejando a su hembra, se explicó. El baile indígena –también centenario-, es acompañado por la música de un violín, una guitarra y el sonido de la boca de un cántaro.

Fogosidad negra

Al integrarse el negro (así les gusta llamarse aquí, no “Afro”) a esta región costeña, ya practicaban la danza de “Los Diablos” desde hace 300 años, según explica en su libro el autor collanteño Leoncio Alejandro Rojas Sánchez. Años más tarde, o sea, hace unos 200 años, empezaron a practicar un baile que dejaron unos chilenos, cuyo barco naufragó en el puerto Minizo, muy cercano a Collantes; ese baile lo ejecutaban sobre una “artesa” o canoa invertida y por eso se llama artesa, que después fue la chilena.

En el caso de la danza de los Diablos, es un baile zapateado muy fuerte, impetuoso y en el cual se representan a los trabajadores (vaqueros) de las grandes haciendas agrícolas (algodón u oro blanco en aquellos tiempos) y enormes ranchos ganaderos de los españoles; consta de 24 bailadores, además de otros dos que los “dirigen” y, que son el “patrón” o Diablo Mayor y su esposa, la “Chaneca” o “Minga”, un hombre vestido de mujer, señala Rojas Sánchez.


Los instrumentos que usan son: la “tigrera” o bote del diablo, una flauta o armónica y una “Charrasca” o quijada de burro. Su vestuario: traje parecido a las “chaparreras” de los vaqueros; cuernos de venado y las máscaras y barbas, semejando a como pintan a los demonios. Todo esto era tal vez, para llevarles la “contra” a sus patrones o dominadores españoles, que adoraban a los “santos”.


Y las chilenas mestizas –que se bailan con una orquesta costeña-, es la mezcla de la cadencia indígena y la impetuosidad de la etnia negra, según la pieza que se interprete, desde una chilena como “Pinotepa”, algo suave, hasta un son costeño como el “Chandé”, por ejemplo.


“Somos –señaló Baños Alarcón- un municipio multiétnico y, por ello, en esta ocasión llevamos a la Guelaguetza a esos tres grupos representativos, por primera vez; en vista también, de que Pinotepa ya es una mezcla, 500 años después de la Conquista española, de esas tres etnias: negros, indígenas y mestizos, sin importar el orden, todos somos Pinotepa, remarcó.


El lunes 1 de agosto, Pinotepa cierra dos momentos de la Guelaguetza: la Octava del Lunes del Cerro, siendo el último en actuar por la tarde (los últimos son los mejores) y, por lo tanto, también cierra esta hermosa fiesta folklórica, en su aspecto global.


Así termina la Guelaguetza, en la capital del Estado de Oaxaca, con un Primer Lunes el pasado 25 de julio y la octava, el lunes 1 de agosto, día que le correspondió a Pinotepa Nacional.
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Fuente: Periódico “El Faro de la Costa Chica”