domingo, 9 de junio de 2013

HUERTOS FAMILIARES

 
RICOS guanábanos de nuestros huerto familiares
 
JAIME LÓPEZ JIMÉNEZ
 
El avance de la civilización en los seres humanos, hace que poco a poco vayamos perdiendo bienes y comodidades materiales, al destruir nuestro entorno ecológico.
 
Hasta hace algunas décadas era fácil admirar bello jardines, que lucían las principales casas de la localidad, con una variada flora como: adelfas, bertas, limonarias, buganvilias, reunión de señoritas, tulipanes, cantones, gardenias, gardeniones, copas de oro, huele de noche, cordones de San Francisco, plumas de ave y rosales de todas tonalidades y tamaños.
 
Ahora bien, el grueso de la población, cultivaba en sus patios huertos familiares; recordemos algunos de esos frutos que están en proceso de extinción o ya se extinguieron, a saber: guanábanos, ilamas, anonas, los olorosos frailicillos y huicones, así como las ciruelas rojas, amarillas y verdes, guayabas peruleras y de zorro, cañas, cuajinicuiles, guamúchiles y toda la familia de los zapotes: prietos, chicos, cabezones, mameyes, caimitos; así también las pomarrosas, aguacates, almendros, palmeras, mangos, papayos, naranjos, limones dulces y agrios, sidras, limas; agregando además, las nanches, granadas, cañas y guineos, entre otros, que se escapan de mi memoria.
 
Claro que no todos estos frutales surtían un solo huerto, pues cada persona o familia escogía y cultivaba los de su preferencia.
 
Ahora bien, la explosión demográfica ha obligado a los propietarios de casas, e efectuar construcciones  en sus patios, o por lo menos encementarlos, lo que ha provocado que empecemos decir: ¡Adiós..! a nuestros huertos familiares. Aunque desde luego, todavía quedan algunos.
 
Independientemente de esta situación, hay que agregar la alteración del medio ambiente, pues el clima ha aumentado considerablemente, coadyuvando en ello la pavimentación de las calles, las construcciones de casas con azoteas, las aguas de lluvia que ya no se consumen sino que precipitadamente se desplazan hacia los desagües; y que, en lugar de refrescar, aumentan más el calor al evaporarse; el aire sopla menos y ya no es el aire fresco de antes. Hay menos mariposas, los “copetones” (cardenales), “tingüiliches” y “primaveras” ya no llegan a nuestros patios.
 
En fin, estamos perdiendo nuestro entrono natural, en aras de la civilización y el avance material. ¡Que así  sea...!
 
Recordemos para concluir, el fragmento de una bella poesía que en años pasados, fue parte del entusiasmo, motivación y participación de los alumnos en las escuelas primarias:
 
 LA PRIMAVERA
 
 
“Primavera, primavera
como alegras con tus flores,
con la risa vocinglera
de tus pájaros cantores.


Cuando llegas la floresta
reverdece en su confín.
Todo el campo está de fiesta
transformado en un jardín”.
 
(Anónimo)
¡Hasta la próxima..!