domingo, 31 de mayo de 2009


DOÑA EVA MILLER DE SÁNCHEZ


La señora Eva Miller Iralda nació el 5 de abril de 1920 en Tacubaya, Costa Chica de Oaxaca; fueron sus padres don Germán Miller Reguera y doña Teódula Iralda. Por el lado paterno es de ascendencia alemana y el materno, se considera centroamericana.

Desde muy pequeña se fue a radicar al Distrito Federal, donde compartió con familiares por parte de su señor padre; y, donde también, contrajo nupcias con el señor Ciro Sánchez Nieto, originario de la ciudad de Cortázar, Guanajuato; y de cuyo matrimonio procrearon a sus tres hijos: Mario, Guadalupe y Ciro de apellidos Sánchez Miller.

Por azares de la vida y después de enviudar, pasó a radicar a la población de Cuajinicuilapa, Gro. para hacerle compañía a su señor padre don Germán Miller Reguera que ya tenía una edad avanzada.

En la región Costa Chica la familia Miller, desde principios del siglo pasado, instaló grandes maquinarias para despepitar y mejorar el algodón que se cosechaba en abundancia en esta región, y se enviaba de manera masiva a la ciudad de Puebla para su industrialización; estableciendo además, ranchos de ganado vacuno, mular y caballar de raza árabe.

Ahora bien, de los hijos del matrimonio Sánchez Miller, quien acompañó a su señora madre en sus últimos años en Cuajinicuilapa, fue el menor de ellos, Ciro quien casado con María Luisa Añorve Salazar, procrearon cuatro hijos: Ciro, Elvira, Verónica y Benjamín Sánchez Añorve.

Una característica muy especial de esta familia, fue su preocupación y atención por la gente desprotegida; a la que, al alcance de sus posibilidades siempre le aportó su apoyo moral y material.

El 15 de mayo del 2009, la señora Eva Miller de Sánchez dejó de existir, en la ciudad y puerto de Acapulco, Guerrero; realizándose las honras fúnebres en Cuajinicuilapa, y en cuyo panteón municipal finalmente fueron inhumados sus sus restos.

¡Descance en Paz!

sábado, 30 de mayo de 2009

AGUA DE PERRO

Cuento de Cuca Massieu

El perrillo no era callejero porque los perros de ranchería no son callejeros, no hay calles, solo tiras de polvo y las casas con sus paredes de hueso enrejadas para mirar a la gente que pasa o el agua de burro zarandeándose contra los costados del animal, en su envase de latas que fueron de petróleo y ahora se ocupan para vender el agua. Porque el agua tiene que venderse en estos lugares que se secan de sed.

Los burreros la sacan de un pozo que está bien lejos sólo que hace poco se secó.
El perrillo era de feo y chistoso hasta bonito, pero si muy simpático y el único ser viviente del lugar que gozaba de la vida.

Tenía los ojos negros como botones de chaleco y el pelo brillante y liso. También el hocico húmedo.

Y ¿por qué húmedo –empezaron a preguntarse las gentes– si todo estaba que se caía de polvo y hasta los chamacos tenían la lengüita seca como de perico.

El perrillo movía alegremente su larga cola y la lengua, a un lado del hocico, chorreaba agua.

-¡pues miren al malvado animalito tan fresco! Y pronto el cuerito se le llenó de ojos que no dejaban de mirarle.

Todos tenían sed, las gentes, las matas, los palos de mango, y el perrito fresco y feliz.

Empezaron a mirarle con sospecha y las miradas de hombres, mujeres y niños polvosos y secos como monos de barro, lo seguían a todas partes y claro, una mañanita ardiente, se dieron cuenta de que el perrito tomaba camino sobre la brecha y allá va la cola de monos de barro tras de su alegre rabito enroscado como pedazo de serpentina.

Caminaron intrigados, no muy lejos de la ranchería, hasta llegar a un claro pedregoso y, precisamente, de la piedra más alta salían gotitas de agua como sudor en cara picada de viruela.

El animalito subió tiernamente las gotitas de agua y del mero copete de piedra brotaba un venero pequeño de agua transparente, pura y constante.

Los hombre clavaron con fuerza el pico y el venero bendito se hizo más grande, lanzando chorritos que resbalaba sobre la gran cara de piedra.

La sequía salió corriendo ante el olor a tierra mojada.

Las lengüitas de los niños se hicieron rosadas y húmedas; las flores recibieron su ración de agua y los cuerpos humanos se estremecían de placer con la frescura del agua.

El perrito fue el salvador del pueblo que se llamó en su honor, como se hace con los héroes.

Agua de Perro. (Municipio de Acapulco, Guerrero)
-----
www.costachicanuestra.blogspot.com

sábado, 23 de mayo de 2009

REGRESA A TUS MONTAÑAS

Poesía de VICENTE RAMÍTEZ SANDOVAL

Mixteco, tú que haces,
aquí sin tus montañas.
Sin en frío de t us nubes,
lo airoso de tus cumbres;
sin el viento que mueve
las verdes cabelleras
de los altos pinares,
donde nace la alondra,
donde canta el jilguero
y anidan las palomas.

Mixteco, tú que haces,
aquí sin tus montañas.
Porque dejaste adrede
lo agreste de tus montes,
donde cae la cascada
con su canción eterna;
donde embalsama el viento
el perfume de orquídeas;
donde la noche duerme
arropada de neblinas.

Mixteco, tú que haces,
aquí sin tus montañas.
Sin sus calizas tierras
que te dieron la vida;
sin el aire tan puro
que respiró tu pecho;
sin los duros guijarros
que te vieron de niño,
aprendiendo a dar pasos
por aquellos caminos.

Mixteco, dame un punto,
donde apoyar mi fuerza,
para hacerte volver
aquella virgen sierra;
donde un día yo te vi
labrar tus sementeras,
cuidar de tus rebaños
en las vedes praderas,
hilando tus zarapes,
tejiendo tus sombreros.

Mixteco, quiero verte,
otra vez en tus lares,
aseando tu epidermis
en hornos temascales;
quiero oírte cantando
esa canción que entonas
y lo ecos repiten
con su voz tan sonora;
quiero oírte gritando
al despertar la aurora.

Mixteco, ya aprendiste,
que en bulliciosas calles,
no existe la quietud
de allá donde naciste;
pues si aquí hay abundancia
de comida y jolgorio,
hay mucha más violencia
que en aquellas alturas,
donde cuando eras niño
aprendiste a ser fuerte.

Vuélvete allá, Mixteco,
tu arado está inactivo;
los frutos del durazno
se han quedado podridos,
tu choza solitaria
no tiene luz ni vida;
se han borrado los surcos
que abriste en tu parcela
y todo está esperando,
Mixteco, tu regreso



CANTO A TAXCO


Poesía de VICENTE RAMÌREZ SANDOVAL

Para cantar a ti, Taxco querido,
que vistes de flores,
que te adornas con plata,
que te calzas con ricas pedrerías;
necesita mi voz el elegante esmero,
con que cantaron los poetas nuestros,
Don Juan Ruiz de Alarcón y Rafael Romero.

Tú tienes el sabor de tus jumiles,
el silbo del pinar de tus montañas,
donde nace lo fresco de tu clima,
donde canta el jilguero y el cenzontle,
donde el murmullo de tus manantiales
te recuerda los cantos de tu cuna.

Taxco, florido Nacimiento en vivo,
que te hace realidad cada mañana,
cuando besan los labios del dios Febo,
la airosa majestad de tus montañas.

En tus ferias se yerguen los penachos
de luces de colores y artificios;
en el sereno cielo de tus noches
y embriagan de alegría todo lo vivo,
con el vaivén humano de tu tianguis.

Doliente sales en Semana Santa,
cargada con la cruz y con grilletes,
a recorrer las calles de tus penas,
para lavar las culpas de tus gentes.

Mas sino tengo la argentina voz,
ni el sabor de jumiles que ofrecerte,
ni el silbar de pinares,
ni el canto de jilgueros no cenzontles,
ven a mi COSTA CHICA, Taxco mío,
yo tengo para ti calor de playas…
y sabor de mariscos…
y silbo de penachos de palmeras
y algarabía de loros y zorzales.

Tengo para vestirte acá en mis lares,
el manto azul y hermoso de mi cielo;
tengo para tus manos caracoles,
para tu rostro el nácar de mis conchas,
para tu frente, perlas de mis mares
y el abanico inmenso de sus olas.

Ven a mi COSTA CHICA, Taxco bello,
y serás la sultana de sus mares;
envidiarán tu cuerpo las sirenas
y serás semejante a las costeñas,
que el poeta deifica en sus cantares.

Acá ya no hay pasión ni penitencias,
por que las culpas lavan los oleajes;
hay alegría perenne y gusto inmenso,
hay canciones al son de las guitarras,
hay corridos al son del bajo sexto.

jueves, 14 de mayo de 2009


Las Tichindas en la Costa Chica
Silvia Pérez Valderrama

Las tichindas son mejillones de tamaño pequeño ( unos cuatro a seis cm.). Viven en las aguas salitrosas y semi-pantanosas de las lagunas de esta parte del océano Pacífico. Son moluscos bivalvos, de concha en forma de cuña, lisa, negrusca en los adultos, y a diferencia de otros bivalvos, sus valvas se unen por un solo músculo sin gozne de cierre.

Segregan una sustancia viscosa, la cual, al endurecer en filamentos forman una pilosidad llamada bissus o biso, con la que se adhieren a las raíces de los mangles o a cualquier otro objeto del fondo.

Son de hábitos gregarios y se unen en masas compactas de miles de individuos. Su nombre regional es de origen mixteco. El consumo de las tichindas en esta región es enorme, debido principalmente a su gran abundancia y a su bajo precio. Su explotación y captura se realiza principalmente en tiempo de secas.

Es un molusco comestible muy apreciado, a pesar de que su sabor no es tan delicado como el de las almejas o los ostiones. Se preparan en caldos, frijoles molidos, chileatoles, ceviches y tamales.

Cómo preparar un caldo de tichindas:
Adquiera en el mercado regional unas dos bolsas ( dos kg.) de tichindas.

Póngalas a remojar para que se facilite “despicarlas”, esto es, quitarles el “ombliguito” o filamento y la capa calcárea que se forma en el lugar donde se adhieren las raíces.

Lávelas muy bien para quitarles el lodo negro que se les pega debido a su permanencia en las lagunas semipantanosas.

Ponga a hervir unos tres litros de agua y después eche las tichindas con su concha.

Agregue una salsa frita, preparada con unos 10 chiles secos, unos tres dientes de ajo y dos cucharadas de sal. En los caldos se pueden usar chile verde, si desea.

Sazónela con unas tres ramitas de “candó”, (hierba conocida en otros lugares con el nombre de pitiona o hierbabuena cimarrona) que le dará un olor y sabor muy especial a su guisado.

Espere a que las conchas de las tichindas se abran por sí solas y prepárese a disfrutar de un platillo riquísimo y muy barato.

Para preparar un atolito de tichindas siga los pasos anteriores agregándole únicamente una de taza con masa, diluida en agua.

Para la preparación de tichindas con frijol molido, apéguese a los pasos anteriores, agregando ahora solo una taza de frijoles molidos diluidos en otro tanto de agua.
-----
Tomado de la Revista “Fandango”número 4, primavera- verano 2003.
http://costachicanuestra.blogspot.com/



miércoles, 6 de mayo de 2009


LAS TORTUGAS MARINAS

· En la Costa Chica, la tortuga que más nos visita es la golfina, pero también llega la laúd que conocemos como garapacho o machincuepo.

Las tortugas existen desde hace más de 150 millones de años y sobrevivieron a todos los cambios del planeta. No son de cerebro evolucionado, pero tienen la visión, el olfato y la audición extremadamente desarrollados, además de una fantástica capacidad de orientación. Por eso, aunque vivan dispersas en la inmensidad de los mares, saben el momento y el lugar de reunión para la reproducción. En esa época, realizan viajes transcontinentales para volver a las playas donde nacieron, para desovar. Los investigadores aún no pueden explicar muy bien este fantástico sentido de orientación.

México alberga a siete de las ocho especies de tortugas marinas que existen en el mundo, prácticamente todas en peligro de extinción. Cuatro de ellas: tortugas laúd, golfina, carey y negra, habitan o anidan en aguas y playas cercanas a Guerrero y Oaxaca. En la Costa Chica, la tortuga que más nos visita es la golfina, pero también llega la laúd que conocemos como garapacho o machincuepo y ésta es la que tiene mayor peligro de extinción.

La matanza o captura de tortugas golfina está prohibida desde 1990 y tiene penas de hasta 9 años de cárcel. Esta especie de tortugas es la más pequeña dentro de la variedad de tortugas marinas. La temporada de anidación de esta tortuga – la más común en la zona-, se extiende desde junio hasta diciembre.

Como todos los reptiles, las tortugas marinas son ovíparas pues se reproducen por medio de huevos. Aunque pasan toda su vida en el agua, las hembras regresan a la tierra para depositar sus huevos. El nido consiste en un agujero en la arena cavado por ellas mismas y donde ponen de 50 a 200 huevos blancos y redondos. Luego de tapar el nido, las tortugas se dirigen al mar de nuevo. Una tortuga puede anidar varias veces durante un mismo periodo de desove.

Al nacer, aproximadamente dos meses más tarde, las tortuguitas se dirigen directamente al mar. Aún se desconoce con exactitud el mecanismo realizado por las recién nacidas para guiarse hacia el agua. Tanto en el trayecto del nido hasta el mar, como dentro del agua, una gran parte de las recién nacidas son devoradas por depredadores.

Por cada mil crías nacidas de los huevos depositados en los nidos, solamente dos llegan a ejemplares adultos. Estas crías recién nacidas son pequeñas, como de unos cinco centímetros y se exponen a numerosos peligros, por ser comidas por pulpos, cangrejos, peces y aves marinas, o perecen por no conseguir sus alimentos. Las pocas que logran sobrevivir, si son hembras, regresan al lugar de nacimiento para desovar, y ahí son cazadas sin miramientos.

En algunos lugares, la urbanización de las costas está destruyendo las delicadas zonas de nidificación de las tortugas. En otras, el hambre y la pobreza propician el acaparamiento de los huevos y de las tortugas mismas. A veces las tortugas consumen basura, en particular bolsas de plástico desechadas, parecidas a las medusas conque normalmente se alimentan, sufriendo lesiones e incluso mueren.

En la actualidad se han implementado leyes y programas, después de años de luchas y trabajos, para tomar conciencia de la necesidad de evitar el exterminio de estas tortugas. Se están desarrollando acciones de cuidados en los lugares de desove, colocando mallas de alambre circundando los nidos, para evitar que los depredadores lleguen a dichos nidales: perros, gatos, marranos, zorros, etc., guiados por el olfato; pues siguen el rastro dejado por las hembras en el trayecto hacia el lugar donde depositan sus huevos.

Es necesario pues, la intervención de las asociaciones civiles y autoridades de los tres niveles, para programar proyectos ecoturísticos, dentro de los cuales se proteja la flora y fauna de nuestras costas. Y en lo referente a las tortugas, impulsar los campamentos tortugueros a efecto de rescatar los huevos de las playas y dentro de los corrales incubarlos en la misma arena; y al nacer las tortuguitas, luego de un tiempo prudente, liberarlas al mar.

MARIA XOCHITL ASTUDILLO MILLER
-----
http://costachicanuestra.blogspot.com

viernes, 1 de mayo de 2009

Poesías de Rubén Mora Gutiérrez


ENVÍO, A MI TIERRA COSTA CHICA
Poesía de Rubén Mora Gutiérrez

Tú que tienes de Puebla y de Guerrero
lo mucho que tu historia significa,
no sé por qué te llaman Costa Chica
si es tan grande el amor con que te quiero.

Existe una campana que repica
convocando al deber tlacololero;
pero yo me he quedado de escuelero,
por jugar con tus ojos de canica.

Y me pongo a estudiar topografía
sobre tu accidentada superficie,
unificando tu alma con la mía
para que el sentimiento te acaricie
con la esencia sutil de la poesía,
sin que ningún profano lo malicie.

Chilpancingo, Gro. Enero de 1947.

COSTA
Poesía de Rubén Mora Gutiérrez

Costa jocunda y risueña
como puede ser la costa,
mujer de cintura angosta,
de ardiente carne trigueña,
dentro de tu alma costeña
plantó su feria la vida,
tu sangre es llama encendida,
tu carne es carne de anona;
"güeles" como hembra sazona
bañada de agua florida.

Un cielo hay en tus ojeras
y de tu pecho bendito
mana el licor exquisito
que producen las palmeras.
Tejieron las primaveras
tus enaguas de esmeralda
e hicieron con la guirnalda
de una y otra florecilla
un tápalo de Sevilla
que te abraza por la espalda.

Entre tus labios maduros
la chilena se alborota,
y la alegría se te bota
de los ojazos oscuros,
bailas bailares impuros
amas impuros amores,
y en tus besos impostores
de sabor indefinible,
hay un sabor imposible
de un fandango de sabores.

Costa valiente y bizarra
tierra de fiesta y boruca,
donde el macho se acurruca
junto a la hembra que lo amarra
y arranca con su guitarra
blancos luceros del cielo
en la noche de tu pelo
son flores de palo de arco
encajadas en un marco
de fondo de terciopelo.

Costa de sangre mulata,
de toros, naipes y gallos,
de amores y de caballos,
en que derrochas tu plata,
tú tienes una piñata
de cosas de gran valía,
pero ninguna podría
reproducir más emociones
que el cantar de tus canciones
y el reír de tu alegría.


México, D.F. 1935