RICOS guanábanos de nuestros huerto familiares
JAIME LÓPEZ JIMÉNEZ
El avance de la civilización en
los seres humanos, hace que poco a poco vayamos perdiendo bienes y comodidades
materiales, al destruir nuestro entorno ecológico.
Hasta hace algunas décadas era
fácil admirar bello jardines, que lucían las principales casas de la localidad,
con una variada flora como: adelfas, bertas, limonarias, buganvilias, reunión
de señoritas, tulipanes, cantones, gardenias, gardeniones, copas de oro, huele
de noche, cordones de San Francisco, plumas de ave y rosales de todas
tonalidades y tamaños.
Ahora bien, el grueso de la
población, cultivaba en sus patios huertos familiares; recordemos algunos de
esos frutos que están en proceso de extinción o ya se extinguieron, a saber:
guanábanos, ilamas, anonas, los olorosos frailicillos y huicones, así como las
ciruelas rojas, amarillas y verdes, guayabas peruleras y de zorro, cañas,
cuajinicuiles, guamúchiles y toda la familia de los zapotes: prietos, chicos, cabezones,
mameyes, caimitos; así también las pomarrosas, aguacates, almendros, palmeras,
mangos, papayos, naranjos, limones dulces y agrios, sidras, limas; agregando
además, las nanches, granadas, cañas y guineos, entre otros, que se escapan de
mi memoria.
Claro que no todos estos frutales
surtían un solo huerto, pues cada persona o familia escogía y cultivaba los de
su preferencia.
Ahora bien, la explosión
demográfica ha obligado a los propietarios de casas, e efectuar
construcciones en sus patios, o por lo
menos encementarlos, lo que ha provocado que empecemos decir: ¡Adiós..! a
nuestros huertos familiares. Aunque desde luego, todavía quedan algunos.
Independientemente de esta
situación, hay que agregar la alteración del medio ambiente, pues el clima ha aumentado
considerablemente, coadyuvando en ello la pavimentación de las calles, las
construcciones de casas con azoteas, las aguas de lluvia que ya no se consumen
sino que precipitadamente se desplazan hacia los desagües; y que, en lugar de
refrescar, aumentan más el calor al evaporarse; el aire sopla menos y ya no es
el aire fresco de antes. Hay menos mariposas, los “copetones” (cardenales),
“tingüiliches” y “primaveras” ya no llegan a nuestros patios.
En fin, estamos perdiendo nuestro
entrono natural, en aras de la civilización y el avance material. ¡Que así sea...!
Recordemos para concluir, el
fragmento de una bella poesía que en años pasados, fue parte del entusiasmo,
motivación y participación de los alumnos en las escuelas primarias:
LA PRIMAVERA
“Primavera, primavera
como alegras con tus flores,
con la risa vocinglera
de tus pájaros cantores.
como alegras con tus flores,
con la risa vocinglera
de tus pájaros cantores.
Cuando llegas la floresta
reverdece en su confín.
Todo el campo está de fiesta
transformado en un jardín”.
(Anónimo)
¡Hasta
la próxima..!