martes, 21 de abril de 2009




LOS NAGUALES, UN ANTIGUO PLACEBO
EN LOS PUEBLOS AFROMESTIZOS

Al hablar de las dolencias, los afromestizos “describen las coordenadas del mundo paralelo y las acciones que realizan en el monte sus dobles animales. Todo en un paisaje que existe tan sólo más allá de las últimas casas de cada pueblo de la costa”, afirmó la antropóloga Natalia Gabayet al presentar su investigación Morfología de la depredación y la protección del nagualismo en la Costa Chica.

Sin embargo, basándose en los indicios orales que pudo recabar entre los pueblos afromestizos, el nagual se trataría de un mito que de cierta manera es validado por la duda, por la necesidad de creer de la gente, cuando las puertas de la medicina alópata se han cerrado.

En el texto que presentó ante poco más de medio centenar de investigadores, la doctorante en la Écoles des Hautes Études en Sciences Sociales, en París, informó que “tal vez algún día encuentre el mito de origen de los naguales afromestizos o tal vez no existe como tal, por lo pronto, me parece práctico y plausible afirmar que la duda que nace de la posible transformación del curandero nagual en animal, sea la base de la eficacia del rito de curación”.

Sus primeras conclusiones apuntan a que, aunque “la acción ritual del curandero se reduce a poner trapos con hierbas sobre el enfermo o embarrar su propia saliva sobre el cuerpo de éste”, son la palabra y el convencimiento del enfermo los que realizan la curación.

La enfermedad del monte

En su presentación, Gabayet asumió que la identidad afromestiza está fuertemente marcada por la cultura del nagual y el tono, a los cuales los divide “una ligera diferencia”:

“Los que poseen un animal poderoso, tienen la capacidad de convertir a los niños en tonales antes del sacramento católico del bautizo, y en señal para los padres de su nuevo estatus, los dejan bajo la cama. Ahí, dicen, ven el rastro del animal que llega a reconocerlo como su nagual.
En otras versiones es en el cruce de caminos, donde se lleva al pequeño en medio de la noche. Allí llegan los animales pasando uno a uno y aquel que lo lame será su compañero de monte”, especifica Gabayet.

Mientras que el tono “en la Costa Chica se define como una entidad anímica que todo individuo es susceptible de recibir, se encuentra en la sangre, es transmitida por un nagual y actúa como una ligadura mística con un animal con el cual comparte su destino”.

Cuando alguien adquiere la enfermedad de monte, se manifiestan síntomas que los costachiquenses nombran con términos como amarrado, maniatado, tendido o encuevado.

Y es que la “enfermedad”, se debe a que su animal paralelo fue “atrapado” y por el descuido de un jefe nagual, “que no lo protege o lo sacrifica en aras de huir en las peleas en el monte”.

Esas peleas del monte al final son un círculo repetitivo pues tienen lugar cuando pelean manadas enteras de curanderos naguales para aliviar al enfermo:

“Durante el enfrentamiento entre manadas de naguales y tonos en el monte, el curandero se convierte generalmente en un poderoso tigre para salvar al tono capturado por los enemigos; lo salva atacando a los contrarios y por lo tanto cura a los suyos enfermando a los ajenos.
Pero también en aras de salvarse es capaz de sacrificar un animalito de su propio ejército”, determina la investigación.

MARISOL WENCES MINA
Fuente: Periódico “La Jornada”, Guerrero.

1 comentario:

  1. FElicidades, soy de Pinotepa Nacional y todo lo que usted dice lo he escuchado muchas veces de fuentes confiables puesto que han venido de mi propia familia.

    Nada mas que existen también leones y el mas poderoso de todos es el de tipo trueno o rayo como lo llaman los brujos de la costa chica.

    Saludos

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